lunes, 5 de junio de 2017

Más allá era tu párpado necesario



Selenelion
(Pintura de Agustín Merino)

Se detenía en la esquina, en un cruce, y atisbaba a lo largo de las avenidas, 
iluminada por la luz de la luna en cuatro 
dimensiones.
(Ray Bradbury)

III

En esa disposición 
del anochecer
se alimentaban las fábricas,
sus rincones adosados
al temor.
En serie,
sobre cables sin esperanza,
los suburbios disueltos
de un mensaje:
interferir la inercia adelgazada
de la lluvia,
sus dioptrias de humo.
Tras la verde electricidad
de las cornisas,
buscando activos ojos
internos,
gestuales infrecuencias,
opacas realidades.
Más allá
era tu párpado necesario. 

(Página 19 de Brillante, Luis Ángel Lobato)


Agustín Merino dice:

Te acercas a mi piel de noche.
Esta que dibujo la luna.
Llegas sigilosa para descansar tu boca en ella.
Noche llena donde pesan los labios
donde el corazón ya no cabe en su coraza de sonares
Buscan una piel para ser tatuada con infinita noche.
Mis acristalados ojos buscan donde descansar mi boca
Buscan tu infinita transparencia, donde poder hacerme agua,hacerme aire
Ser diamante de tus ojos y ser por el mar llorado.
En lágrimas de caliente azabache noche.
Volver cada mañana como rocío de húmedos despertares
y volver a ser de nuevo noche.
Noche cubriendo tus caderas en un ir y venir de olas de nacarada cálida luna
Líquida en ti camina y va saciando tus adentros a ritmo de temblores
invocando a dios y sus misterios.
Mi piel es noche tejida de tu calor,lunas de tus respirares
y nácar de espumas blancas
Mi piel de noche es tu piel
cuando olvidas como se pronuncian las palabras
y tu boca muerde y desgarra.
Voz insaciable y sedienta de piel de noche.

(Agustín Merino)

3 comentarios:

Myriam dijo...

A través de los aportes de tu hermano Agustín
al poemario de Lobato, me queda pristinamente
claro que le ha tocado su fibra más íntima.

Gracias por su colaboración a esta lectura y gracias
a ti por traerlo aquí.

Besos y abrazos

La seña Carmen dijo...

El cuadro es muy revelador, aunque un poco más claro que las tonalidades del poema de Agustín.

Como Myriam creo que estos dos terminan yéndose de copas, y si no al tiempo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

y quedará el recuerdo siempre...
Acertado.