miércoles, 22 de abril de 2015

"Sefarad": "pero no eres una sola persona y no tienes una sola historia"


 
Puerta de la judería medieval en la muralla de Burgos.
 
 
Comenzamos una nueva aventura lectora colectiva: "Sefarad" de Antonio Muñoz Molina. ¡Cuántas vueltas a mi cabeza pensando en la manera de abordar el comentario de un libro tan complejo! ¡Pero ya lo tengo!
 
Recordáis que, en diciembre de 2013, leímos y comentamos un ensayo del mismo autor:  "Todo lo que era sólido". Repasando viejas entradas, he recordado a Gracia Castro y a Justina, dos personajes que me inventé entonces para expresar una visión juvenil  sobre los temas que planteaba aquel libro. Eran dos amigas, jóvenes universitarias de diferente extracción social. Las soñé como descendientes de unos personajes galdosianos, del episodio nacional "La estafeta romántica". Y las hice burgalesas y me sirvieron como contrapunto a los comentarios de María Tirgo y Juan Teresa Idiáquez, dos viejas damas de Burgos de toda la vida.
 
Gracia entra en una cafetería del Espolón con la novela "Sefarad" en las manos. Ha quedado allí con su amiga Justina, para redactar, entre las dos, un trabajo para la clase de literatura.
 

 

-¡Eh! Justina, siéntate aquí, que la tita María se ha ido y ha dejado el sitio libre. Esto está siempre hasta los topes, llenos de viejitas parlanchinas y de mamás con sus bebés.
-Sí, las he  visto salir. doña María y doña Juana Teresa han debido quedarse sequitas de tanto darle a la húmeda. ¿Has traído el libro? Porque yo he tenido que devolverlo a la biblioteca. ¡Menudo tocho nos manda el de literatura!  Y yo sin poderlo acabar.
-No te preocupes, voy por la 336. El libro es mío y tenemos un mes. Si nos espabilamos no nos pillará el toro. Que luego hay exámenes.
-Vale. Y si no nos da tiempo, que nos ayuden doña María y doña Juana Teresa. ¿Te acuerdas los comentarios que hacían a “Todo lo que era sólido”? Que también era de Muñoz Molina. Nos sirvieron para otro trabajo...

-No, mujer, que las pobres ya no están para hondas lecturas. Ahora el país ha perdido lo sólido y su cabeza...no voy a decir que han perdido lo sólido; pero ya no son lo que eran, menudo bajón. Ahora sólo hablan de la tensión arterial, las medicinas y  las ecuatorianas  que las cuidan , pobres, esas sí tienen su “sefarad”…al otro lado del mar.
-Y de cuando Burgos era una ciudad como Dios manda, con curas y militares. Y aquí, en el tontódromo Espolón, se paseaban los marciales militares de aviación con gorra de plato y uniforme. Y aquel manteo volador que acompañaba a la sotana de don Rufino y los seminaristas en fila, llevándose tras sí las miradas de alguna muchachita soñadora.
-Sí, mucha guasa traes tú. Pues mira, eso que tú dices es el “sefarad” de las tiítas.
-¿Sefarad?
-Sí, para mí, “Sefarad” no es sino el mundo perdido al que no podemos volver, como aquellos sefarditas que guardaron la llave que ya no abría ninguna puerta. Los exilios grandes y los pequeños son el hilo conductor del libro. Y los totalitarismos, el totalitarismo político y también el del tiempo, rueda impasible que nos aparta a cada uno de nuestros particulares “sefarad”.


-¡Qué bien te ha quedado eso Gracia! Escríbelo, que luego se nos olvida. Venga al tajo. Copio:
-"Antonio Muñoz Molina nació en Úbeda, en Jaén, en enero de 1956. "El invierno en Lisboa" (1987) le proporcionó el Premio Nacional de Literatura y el de la Crítica y le descubrió como un narrador de gran hondura y capacidad de fabulación. Su primera novela, "Beatus Ille" (1986) supuso su descubrimiento...en 1991 logró el Premio Planeta por "El jinete polaco"..." Esto es lo que dice la portada de mi libro, que es la edición de 2001, de Alfaguara. Por cierto que no sé quién lo compraría por entonces, en mi casa, tan tradicional. Sería mi abuelo, que tenía mucho respeto a la Real Academia Española, la de la Lengua. Porque Muñoz Molina fue el "académico bebé" en 1995. ¿Sabías? Creo que lo de bebé fue cosa de Camilo José Cela. Casi cuarenta años, un niño, je.


-Mira, aquí tengo un enlace con un autorretrato del autor. También nos puede servir. Y esta de la editorial Alfaguara. Y la Wikipedia como siempre. ¿Y la de este profesor? ¿Te suena "La acequia"?

 -Sí, me suena y me suena muy bien. Ya tenemos datos del autor y su obra. Ahora vamos con Sefarad, una novela. “Una novela de novelas”, así la presenta el propio Antonio Muñoz Molina. Un tejido de historias difícil, no por los relatos en sí; sino porque, mientras leemos y escuchamos la desasosegada voz del narrador, no cesamos en la búsqueda de la conexión, en el sentido global de la obra. No paramos de preguntarnos: ¿Y esto que tiene que ver con esto otro?

Una novela sin diálogos en la que encontramos
“ficción, autobiografía, ensayo, reflexión, la vida y la novela propia, las vidas y las novelas ajenas”. Y todos esos elementos se integran en “una voz narrativa dominante”, que sentimos como muy cercana al autor. Y se transforman en “historia personal” y adquieren un sentido unitario. Creo que vamos entendiendo algo. ¿No? ¡Ay chica, cuántas capas tiene esta novela! Escucha:

"Cada mañana despiertas creyendo ser el mismo que la noche anterior, pero no eres una sola persona y no tienes una sola historia"
-Apunta esto, que es un dato interesante. Podemos distinguir dos bloques: vida propia y vidas ajenas.
“Así, en los capítulos 1, 5, 8, 11, 14, 16 y 17 predominan los elementos autobiográficos, mientras que los capítulos 2, 3, 4, 6, 7, 9, 10, 12, 13 y 15 manifiestan una mayor presencia de eso que hemos dado en llamar vidas leídas u oídas”.

¿El tema de la novela? Su título nos lo dice todo: "Sefarad".
“Sefarad, la patria perdida y nunca olvidada por los judíos expulsados de la España de los Reyes Católicos”. “Uno de los símbolos universales del exilio” que el escritor extiende a todos los exiliados, deportados y perseguidos; con un interés muy especial a las víctimas del nazismo y del estalinismo.

-Porque, antes de leerla, cuando la vi en un escaparate, pensé que se trataba de una novela histórica de dos líneas, una ambientada en 1492 y otra en los años de la segunda guerra mundial, con unos personajes judíos y otros cristianos, los que se convierten y se quedan, más los que optan por marcharse, con el recuerdo de Sefarad que transmitirán  a sus descendientes...algunos de los cuales sufrirán la persecución de los nazis. Algo sencillo y ameno, adobado con algún documento muy misterioso que los sefarditas llevarían consigo y que es la clave para la humanidad, que el día en que se conozca...
-Anda, calla, calla, no me cuentes el código sefardita. Que Muñoz Molina no es un escritor de esos, que aquí no hay templarios ni griales. Escucha esto: "el autor escribe esta novela no solo con el propósito de entretener a un desocupado lector, sino también para recordar nuestra historia y mostrar que los horrores de la II Guerra Mundial, y la posguerra, no son asuntos extraños a nuestra cultura, y por tanto de los que debemos desentendernos".


Sí, porque "Muñoz Molina da prioridad a los testimonios personales, a los libros de memorias, a los relatos que él y otros han escuchado e igualmente incluye su propio testimonio, claramente distinguible de los demás...pero es el lector el que termina la actualización de un relato que en sus diferentes vertientes presenta circunstancias y vidas muy distintas, pero deberían quedarle pocas dudas de la realidad de las persecuciones y las muertes relatadas"

-Los lectores tenemos que implicarnos, no podemos desentendernos. Muñoz Molina busca un compromiso del lector con la dignidad humana. Me gusta este escritor.
Venga, vamos a ponernos con el primer relato. Se titula "Sacristán" y es de los de tinte autobiográfico. "Sefarad " es una historia de exilios y Muñoz Molina comienza con
"exilio de lo próximo". ¿Quién es "Sacristán"?

  -Es el apodo de un hombre de Mágina, ciudad imaginaria creada por Muñoz Molina, como imagen de su Úbeda natal. Lleva mucho tiempo fuera de allí, tiene cuarenta y tantos años,está casado, tiene hijos y es un parado de larga duración. Pero no puede evitar cultivar la nostalgia.


-Sí, la cultiva en las comidas y reuniones de la casa regional. Habla con entusiasmo de los alimentos y los productos de su pueblo: las aceitunas, los hornazos, los borrachuelos, la morcilla...

-Todo muy rico pero llega a un momento en que se cuela el pesimismo, a propósito de los hornazos: "Ahora, la verdad, nos damos cuenta de que su masa aceitosa se nos hace un poco pesada...si empezamos uno lo dejamos sin terminar..."

-Y le da pena desperdiciar comida y recuerda las hambres que pasaba en la mili, cuando recibía con ilusión los paquetes alimenticios de su casa, chorizos, dulces, pimientos...y hornazos. ¡Ay, vuelta  a los hornazos!


 
-Es imposible resucitar el pasado. Ahora, Mágina está más lejos. Porque lo que echa de menos no es la Mágina de ahora sino la de antes: "una lejanía que ya no remedian los viajes tan rápidos ni alivian las llamadas de teléfono que apenas hacemos ni las cartas que dejamos de escribir hace muchos años".

-Una Mágina que quisiera mostrar a su hijos pero ya no existe. Como la Casa Cristina, donde les reunía el amo para ir a la aceituna. ¿Cómo van a entender sus hijos que unos niños de su edad fueran a coger aceituna, pasando frío, en lugar de disfrutar de las vacaciones de Navidad?
 


-El "Sefarad" de Sacristán, el totalitarismo de la rueda implacable del tiempo.

-¡Qué bien te queda eso! Apúntalo y lo dejamos por hoy. Seguiremos con otros exilios. El exilio tiene "múltiples rostros".

-Tómate el café, se te habrá quedado frío.

-¿No tendrán borrachuelos aquí?

Dejo a Gracia y a Justina, mis personajes, pidiendo otro café y algo de comer, que las especialidades de Mágina les han abierto el apetito.
Un abrazo para los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino

Enlaces utilizados:
La acequia.El reto de escribir Sefarad.
Autorretrato.http://antoniomuñozmolina.es/biografia/

6 comentarios:

Edurne dijo...

Tú, como siempre, tan completa en tus comentarios...
¡Me das una envidia!
;)
Y como siempre, una gozada leerte,lo haces tan ameno... como un juego que te lleva por la novela,la historia, de turno. A parte de lo que escribe Pedro los jueves, siempre voy a lo tuyo para hacerme la idea completa.

Así que, GRACIAS, como siempre!

Besos.
;)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, hay mucho de esa patria perdida que ejerce una atracción sobre nosotros. Nos hace pero también nos espera.
Excelente forma de entrar en la novela, has hecho bien en recuperar a estas dos mujeres.
Besos.

Bertha dijo...

Da gusto tener una alumnas tan aplicadas.No me extraña que el profe este tan contento:)

-Una estupenda puesta en escena.

Feliz día de San Jorge.

Ele Bergón dijo...

Introducción y primer capítulo. Me gusta lo que dices de la implicación del lector, creo que sin esa implicación la novela no se puede leer. Quizá a cada lector nos toque una fibra distinta que nos emocione de una forma especials. Por lo que llevo leído creo que es un gran libro.

Besos

Besos

Myriam dijo...

Bueno, ya sabes que estoy imllicada hasta las orejas!!!

Con calna leere todos tus enlaces, muchss gracias por la recopilación. Estas dos mujeres tienen mucha tela, si que me acordaba de ellas de haber estado en estado sólido jajaha. Besotes

Myriam dijo...

IMPLICADA, digo